En el campo de batalla es un desdoro para el Jefe que sus auxiliares lo superen en valor; también lo es que los auxiliares no estén a la altura de su Jefe. En cuanto a salir de la batalla con vida cuando tu Jefe ha caído, significa infamia y vergüenza para el resto de tus días. Defenderlo y protegerlo, adjudicarle el mérito de cualquier acto de heroísmo que uno realice: esto es lo que se entiende por lealtad. Los Jefes luchan por la victoria; los auxiliares, por su Jefe.
Tácito, Germania.
73 años han pasado desde aquel enero de 1943, inolvidable para mí, días que llenaron mi espíritu de ilusión y cúmulo de aspiraciones y fe hacia el futuro. Eran días de calma en la Venezuela aún rural. Ejercía en la presidencia el general Isaías Medina Angarita. Al iniciar el año ingresé a la Escuela de Servicio Nacional de Seguridad con sede en la mansión Villa Zoila, ubicada en El Paraíso – Caracas.
Desde aquellos días guardo en mi corazón el respeto, el amor y la mística que allí aprendí por esa digna institución que me enseñó tanto. En mi mente aún mantengo muy fresco los recuerdos de lo aprendido, experiencias y anécdotas vividas. Hoy he decidido tomar apuntes y todo el material documental que con el pasar de los años han ido engrosando mi archivo particular sobre esta Escuela que tanto me dio, con los años cualquier entrevista y artículo referente al origen de mi casa de estudios los fui guardando con recelo, por eso quiero rendir este humilde pero sentido homenaje a la Institución al cumplir el pasado 19 de diciembre de 2015, 72 años de la graduación del 6º Curso de Guardias Nacionales y 71 años del Curso de Inteligencia Militar.
Rafael E. Ojeda Camperos. Año 1944.
6º Curso de la Guardia Nacional.
Para este escrito, basado en compilaciones que he logrado por mi amor a la historia de esta Institución, una recopilación documental que se sustenta en trabajos, artículos y entrevistas de pioneros y a pioneros de la Guardia Nacional, como el realizado por Walter Márquez y José Nucete en 1980, al entrevistar a la figura clave del capitán Pedro Alcántara Navarro, así como trabajos periodísticos publicados en medios impresos, revistas producidas para tal fin, como el caso del coronel Orlando Pérez Suárez, un Guardia Nacional ejemplar que llevó su institución en lo más profundo de su ser y siempre luchó y enalteció con su actuar.
Para ahondar en el origen de mi Escuela cito documentos y entrevistas realizadas a familiares y amigos en la sede de la Guardia Civil Española y el Ministerio del Interior de Madrid, además del uso de hemerotecas. En este encuentro en España me facilitaron documentación importante sobre algunos de los personajes que fueron enviados a Venezuela para contribuir a la creación de la Guardia Nacional venezolana, con lo cual puede establecerse la similitud entre estas dos instituciones. Presento una entrevista y fotografías en Alicante – España, a la viuda del capitán Ramón Moreno Ayapé, la señora Cristina Palacios de Moreno, quien es caraqueña y conoció al capitán Ramón Moreno cuando éste fue destacado a Venezuela, contrajeron matrimonio y luego se residenciaron en España.
He tratado de construir un texto de forma cronológica para ofrecer mayor comprensión al lector del tema que aquí se trata, pues ha pasado tanto tiempo de los acontecimientos acá presentados que muchos de los integrantes de este componente desconocen o tal vez han olvidado el origen de mi Institución, por eso siento como Guardia Nacional, que es un deber de mi parte revivir esos ecos del pasado que palpitan dentro de mi como un volcán dormido, pero que siempre despierta en el toque de diana de mis recuerdos, y este escrito no sólo es para mí, sino para transmitirlo a quienes sientan interés por ello y sobre todo para las nuevas generaciones de Guardias Nacionales, por nuestra Institución, por la historia real y objetiva de los inicios de nuestra muy amada Guardia Nacional y muy especialmente a la Escuela de Guardia Nacional de Cordero y a la memoria del general de división Víctor Fernández Escobar, quien fuera mi compañero en el curso de Guardia Nacional en Villa Zoila en 1944.
Un pionero brinda testimonio de los primeros años de ese cuerpo castrense
75 AÑOS DE SERVICIO A LA PATRIA CUMPLE LA GUARDIA NACIONAL [1]
El pionero de la Guardia Nacional Bolivariana, Rafael Enrique Ojeda, nos cuenta algunos detalles de los primeros años de esa institución, junto a la fotografía de Miguel Ángel Nieto Bastos, uno de los distinguidos comandantes.
Rafael Enrique Ojeda Camperos.
Limitar la Guardia
Nacional Bolivariana a las funciones de seguridad y resguardo, cercena la
dimensión de servicio que durante 75 años ha venido brindando a la ciudadanía
en diversos aspectos de la vida republicana, más allá de lo estrictamente
militar.
Su rol en la
historia de Venezuela apenas es tímidamente abordado y en especial el que se ha
cumplido en momentos críticos. Eso inducimos del relato del pionero de la
Guardia Nacional, Rafael Enrique Ojeda, quien subraya además que no fueron
fáciles los primeros años de este cuerpo castrense, que coincidieron con la
transición democrática.
Graduado en el
sexto curso de la Guardia Nacional y el primero de inteligencia militar, ha
mediado de los años cuarenta del siglo pasado, en la larga crónica de Ojeda se
pone en evidencia la estirpe tachirense de este componente de las Fuerzas
Armadas.
La fecha oficial
de su nacimiento, la que se estampó en el decreto del presidente Eleazar López
Contreras, el 4 de agosto de 1937, no representa necesariamente la de su
génesis, que algunos ubican en los primeros años de la República y otros, entre
las previsiones tomadas por Juan Vicente Gómez, para los días posteriores a su
fallecimiento, en los cuales ya preveía alteraciones en el orden público.
– Siendo ministro
de Guerra y Marina Eleazar López Contreras, –cuenta Rafael Enrique Ojeda– Juan
Vicente Gómez le dijo que había que crear un cuerpo especial para cuando él
muriera para contener la reacción social en contra de su régimen y prescindir
del Ejército para tales fines. Con ese fin se estableció un curso técnico en el
año 34, cuyos graduandos los repartieron a diferentes servicios del Ejército.
Después del segundo curso, muerto ya el general Gómez, 140 graduados quedaron
«jugando banco», porque no los destinaron a ninguna parte, y los movilizaron a
distintos cuarteles. Entonces López Contreras los reúne y les dice que va a
crear una «escuela de policía» y crea el decreto donde los nombra agentes de la
seguridad pública. A la mayoría de los alumnos no les gustó la designación y
comenzaron las intrigas y murmuraciones. Mientras tanto habían contratado a una
misión de la Guardia Civil Española –en plena revolución socialista que vivía
ese país– al mando del capitán Cecilio Marrero Suárez, y varios militares más,
entre ellos un técnico en dactiloscopia, Rafael Martín Cabanillas. Se funda la
Escuela de Servicio Nacional de Seguridad, compuesta por la Guardia Nacional e
Investigación Nacional, cuyo primer acto de grado ocurrió el 4 de agosto de
1937.
Como gran gestor
entonces de la Guardia Nacional Bolivariana siempre el reconocimiento será para
Eleazar López Contreras y por eso mismo, ajustados a sus expresos deseos, sus
restos mortales fueron llevados a hombros por 4 efectivos de esta institución.
Esa primera
promoción –sin sospechar de las convulsiones sociales posteriores– va de gira
por todo el país con una revista gimnástica-militar muy llamativa que viajó por
el Occidente del país, a las poblaciones de Barquisimeto, Valera, Mérida y San
Cristóbal. Fue la gran acogida que tuvo ese espectáculo en la plaza Bolívar de
la capital tachirense lo que a la larga haría posible la formación del primer
puesto de la Guardia Nacional el 6 de diciembre de 1937, reemplazando a la
Policía Nacional de Frontera, compuesta por los llamados oficiales accidentales
o de tablitas, al que siguió 16 puestos más.
Convulso periodo
para la Guardia Nacional vivió durante el golpe a Medina Angarita -el 18 de
octubre de 1945- que coincidía con el fin de la Segunda Guerra Mundial. En esa
administración se creó el primer curso de inteligencia militar –en el cual
participaron los 15 mejores de la sexta promoción del curso de la Guardia
Nacional– en el cual recibieron formación de espionaje y contraespionaje de
varios especialistas, entre ellos agentes del Federal Bureau of
Investigations (FBI), en vista de la amenaza de la Quinta Columna Nazi que
fue desmantelada en territorio nacional y algunos de sus soldados confinados a
varias prisiones, una de ellas ubicada en Rubio.
– Fuimos en
la mañana del 18 de octubre a la oficina. Normal todo, siendo nosotros de
inteligencia ni sabíamos que se preparaba un golpe. Cuando salimos a almorzar a
la una y media, vemos que viene en su automóvil el general Medina; algo
sospechamos y nos dirigimos a Capitolio donde la gente gritaba consignas en
favor del derrocado. La Guardia Nacional lo resguardó, incluso se enfrentó con
militares sublevados, produciéndose algunas bajas de parte y parte. La primera
sede de la Escuela de la Guardia Nacional en Villa Zoila había sido saqueada
completamente, se robaron las armas y los uniformes de color azul pizarra: por
esta razón se tuvo que cambiar el color del atuendo a verde, y los que usaban
el antiguo eran combatidos en la calle.
[1] Freddy Omar Durán. Artículo Diario La Nación. Sábado, 4 de agosto de 2012.