martes, 20 de septiembre de 2016

3. UN POCO DE HISTORIA SOBRE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA





Botones que llevan la Guardia Civil Española en 1935.



De los guerrilleros que poblaron los campos españoles durante la Guerra de la Independencia, hubo muchos que, al acabar, ni pudieron ni supieron encontrar otra vida que la que habían mantenido hasta ese momento: su vida era sorprender al adversario y tomar sus bienes. Surgía así el «bandolerismo», acuciante en las zonas despobladas y las vías de comunicación. Para remediar estos problemas se empezaron a emplear el Ejército y la Milicia Nacional bajo la autoridad de los alcaldes. La España isabelina (1833) heredó el problema, agravado por los bandoleros generados por el fin de la Primera Guerra Carlista (1840). 

El 26 de enero de 1844, la Reina Isabel II decretó la organización de un ramo de la seguridad y protección pública con responsabilidad exclusiva del Ministerio de la Gobernación, por lo que el Ejército cesaría su función en los caminos y sitios despoblados cuando se organizara «una fuerza especial destinada a proteger eficazmente las personas y las propiedades».




Duque de Ahumada
fundador de la Guardia Civil Española. 



El 28 de marzo de 1844 se publicó el Decreto de creación de una «fuerza especial de Infantería y Caballería, bajo la denominación de Guardias Civiles» quedando el Ejército encargado de su organización, bajo la dirección del Mariscal de Campo; Don Francisco Javier Girón y Ezpeleta, Las Casas y Enrile, II Duque de Ahumaday V Marqués de Las Amarillas. Tras un exhaustivo estudio en el que se analizaron tanto modelos europeos como otros genuinamente españoles (como los Mozos de Escuadra catalanes), se propuso una serie de modificaciones al estatuto inicialmente previsto para el Cuerpo. Aprobadas por la Reina, la definitiva organización quedó recogida en el Decreto de fundación de la Guardia Civil, firmado por Isabel II el 13 de mayo de 1844.

La Guardia Civil constituiría una fuerza con vocación nacional y competencia en todo el territorio «dentro y fuera de las poblaciones» configurándose como el primer Cuerpo de seguridad pública de ámbito estatal surgido en España, con naturaleza militar y doble dependencia, del Ministerio de Gobernación y de la Guerra.

El peculiar despliegue de la fuerza en pequeñas Unidades (los Puestos) diseminadas por toda la geografía española, hacía preciso que los Guardias Civiles tuvieran unas cualidades morales por encima de lo exigible a los ciudadanos. El Duque de Ahumada, ya Inspector General del Cuerpo, conformó el espíritu que ha caracterizado desde entonces a la Guardia Civil y que quedó plasmado en la Cartilla Fundacional: el culto al honor, la disciplina, el espíritu de servicio y el máximo respeto a la ley. Este espíritu, inculcado, practicado y exigido desde el inicio a todo Guardia Civil, ha permitido su existencia de forma ininterrumpida a lo largo de su historia.






La protección de la población en caso de calamidades y desastres naturales ha sido una preocupación constante del Cuerpo desde su creación. La propia Cartilla establecía la obligación de ser «un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación, el que se creía cercado de asesinos se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas; lo crea salvado…».

Los Guardias Civiles han constituido la primera policía militar moderna en la historia de España. Encargados de garantizar el cumplimiento de la ley en operaciones y con misiones de seguridad y protección de las principales autoridades, la Guardia Civil ha acompañado al Ejército regular en las distintas acciones que ha venido desarrollando desde 1847. Así, ha participado en las campañas de Portugal (1847) y África (1859), la expedición a Méjico (1861), la guerra de Santo Domingo (1863), las tres guerras de Cuba (1868, 1879 y 1895), la campaña de Melilla (1893), la guerra de Filipinas (1896), las campañas africanas del Rif (1909), del Kert (1911), de África (1913), de Marruecos (1918), la de Rusia (1942) y las de Ifni-Sahara (1958 y 1975).

La Guardia Civil se fue convirtiendo en modelo y referencia de otros cuerpos de seguridad: absorbió algunas Guardias Urbanas denominándolas Guardia Civil Veterana e integrándolas después en los Tercios de Veteranos; se hizo cargo de los cometidos de vigilancia de los campos al desaparecer la Guardia Rural. Ello provocaría que, durante el reinado de Alfonso XIII, la Guardia Civil desarrollase una amplia labor de creación de cuerpos análogos e, incluso de policías civiles, en distintos países de la antigua América española: en 1894 se desplazaron miembros del Cuerpo a Guatemala, en 1912 en El Salvador; en 1916 iniciaron en Colombia la formación de los Cuerpos denominados de la Guardia Civil en los Departamentos de Tolima, Cundinamarca y Antioquia; en 1920 se desplazaron a Costa Rica y a Honduras, y en 1921 se organizaron en Perú tres Cuerpos Policiales. En 1936, fue enviada una comisión a Venezuela para crear la Guardia Nacional.




Cartilla de la Guardia Civil Española y un representante del año 1936.



Las competencias en materia de resguardo fiscal fueron asumidas por la Guardia Civil en 1940, cuando se integró en la misma el antiguo Cuerpo de Carabineros. Desde esa fecha, los Guardias Civiles forman parte del paisaje cotidiano de fronteras, puertos y aeropuertos. Mención especial merece la fecha de 1959, cuando a la Guardia Civil le fue encomendada la vigilancia y seguridad del tráfico en la red viaria. El período abierto tras la Constitución de 1978 materializó la separación doctrinal entre la Seguridad y la Defensa. De esta forma, las Fuerzas de Orden Público, mediante las oportunas regulaciones, constituyeron las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en las que la Guardia Civil se integró [1].



[1] Esta información se ha logrado gracias a: http://www.teinteresasaber.com/2012/03/la-guardia-civil-y-su-larga-trayectoria.html#ixzz2e73cuICU