martes, 20 de septiembre de 2016

2. EL ORIGEN DE LA GUARDIA NACIONAL

[1]



Este país, otro tiempo.

En el pasado al lado del Estado ha permanecido su custodia como estamento de poder. Por ello la Guardia Nacional en Venezuela tiene sus precedentes en la historia militar.

Estos cuerpos de seguridad con función policial surgen automáticamente cuando nace el Estado en su concepto y vienen a llamarse policía, gendarmería o guardia, para la protección de cualquier sistema de gobierno que se imponga.

En Venezuela durante «el siglo pasado a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810, la Junta Suprema se ve precisada a crear una compañía de la Guardia Nacional especialmente para la Guardia y Custodia del Congreso como para otros casos de orden público que se suscitaran, pero, esta efímera Guardia Nacional desaparece a consecuencia de la pérdida de la Primera República».

El 4 de mayo de 1841, bajo la presidencia del general José Antonio Páez se crea por ley «otra Guardia Nacional de policía», dicho estamento tendrá el objetivo «para el resguardo del orden, para la seguridad del medio rural y como apoyo a los jueces», Cuerpo de Seguridad que es derogado el 12 de mayo de 1847 «y a tal efecto desaparece esta segunda Guardia Nacional que el Centauro de los llanos había creado, todo debido a la carencia de fondos, los cuales en su mayoría eran absorbidos por las guerras fratricidas que asolaron a Venezuela en el siglo pasado».

Este primer experimento de Guardia Nacional queda en el olvido, Venezuela se cubre de guerra de caudillos con sus propias milicias armadas, afianzando el poder regional, aun cuando se siguió dependiendo del poder central en lo administrativo, en el caso de la defensa hubo una ruptura que se desplegó en todos los estados de Venezuela pero sin tener un lineamiento fijo.

Este concepto de milicia cambiará con la llegada de los andinos al poder y «el año de 1903 cuando bajo el gobierno del general Cipriano Castro en la batalla de ciudad Bolívar queda liquidado el caudillismo regional del que hablamos anteriormente y luego con su Ministro de Guerra se inicia la reestructuración del Ejército Nacional como Institución para la defensa de la soberanía nacional y bajo el mandato de un solo Jefe».

El Ejército que había formado Simón Bolívar, El Libertador, había sido desmembrado por las ansias separatistas de los caudillos regionales. «Durante el gobierno del general Gómez el Ejército es apartado de la injerencia política y tanto las funciones tareas de Orden y Seguridad Públicos pasan ahora a depender de los Cuerpos de Policía y Comisarios de aldeas que a su vez dependían de los Jefes Civiles, Gobernadores de Distrito y Presidentes de los Estados de la Unión».


NACE VILLA ZOILA


A fines del siglo XIX, Caracas era en realidad la ciudad de los Techos Rojos, tenía aproximadamente 90.000 habitantes, de ambiente tranquilo, era fresca, bucólica y típica por sus personajes pueblerinos como el repartidor de leche montado en bestia con dos cántaros, el repartidor de pan, el vendedor de flores de Galipán y las tradicionales retretas en la plaza Bolívar; el medio de transporte masivo era los lentos tranvías eléctricos que competían con los carruajes tirados por caballos teniendo como centro la esquina de La Torre, diagonal a la Catedral. La abundante vegetación le proporcionaba una vida tranquila por la majestad del Cerro el Ávila, su santuario perpetuo. Las riberas del río Guaire eran haciendas y fincas, vaqueras, caña de azúcar y cultivos menores que surtían a sus habitantes; en sus aguas limpias se bañaba la gente y servía de desahogo en los días de descanso ya que la ciudad por el sur se extendía hasta cerca de Quinta Crespo, donde estaban situados los cementerios de los ingleses y alemanes. Llega el 22 de octubre de 1899 y la capital vuelve a ser escenario de un hecho caudillesco, cuando el general Cipriano Castro entra triunfante con la bandera de la Revolución Liberal Restauradora estableciendo el asiento de su poder en la Casa Amarilla.




Vista Lateral derecha Villa Zoila.



El Cabito, como lo tildaba la comidilla caraqueña al general Castro, que no le tenía miedo al plomo pero si a los terremotos, en la madrugada del 29 de octubre de 1900 tuvo que saltar a la calle por uno de los balcones de la Casa Amarilla sufriendo una luxación en una pierna [2]; este hecho tal vez influyó, junto al deseo de tener alejado su hogar del bullicio palaciego, optó por construir la residencia presidencial fuera de la ciudad y a tal efecto comisionó al notable ingeniero y arquitecto Alejandro Blanco Chataing [3] para la construcción de la obra, escogiendo un terreno al costado derecho del río Guaire y al pie del cerro Buenos Aires [4], este terreno se compró a mediados de 1900, encargado para ello el doctor Julio Torres Cárdenas, quien sería posteriormente Secretario de la Presidencia. Esta residencia la denominó VILLA ZOILA, en honor a su esposa doña Zoila Rosa Martínez de Castro.




General Cipriano Castro, doña Zoila de Castro y arquitecto Alejandro Blanco Chataing.



Villa Zoila fue construida aproximadamente en 1902, de estilo «Ecléptico romántico», una mezcla de varios estilos predominando el colonial francés, el español y algo de romano, estilo éste muy acentuado en el ámbito de las islas del caribe en Curazao, Aruba y Trinidad, razón por el cual se le denomina comúnmente «Estilo caribeño». La extensión original del terreno era de 75.239 m². La construcción de la mansión se fundamenta sobre adoboncitos de barro cocido complementando su revestimiento con madera exquisitamente labrada en sus ventanales con romanillas y vitrales tallados, amplios corredores al frente y a los costados, con un salón al centro sobre el cual se levantaba una cúpula piramidal que servía como mirador y comunicada por una escalera de caracol; al costado derecho y al fondo se encontraba una capilla que le servía de oratorio a la cristiana matrona doña Zoila, detrás de esta Capilla existía una galería subterránea, ya clausurada, que va hacia el cuartel de la planta [5] que también hizo construir posteriormente el general Castro para el Batallón «Restaurador» unidad de su mayor confianza.




Villa Zoila. Año 1904.



Luego más al fondo izquierdo estaba el comedor, la cocina y el área para la servidumbre; así mismo a los costados del frente de la casa resaltaban sendos quioscos ornamentales que daban un aire versallesco. Tres grandes avenidas parten de la reja frontal labrada en bronce cuyas entradas tenían arcadas ornamentales y en su centro estaban en logotipo las iniciales entrelazadas del propietario –Cipriano Castro–. La avenida principal al centro se comunicaba con una plazoleta en cuyo centro había una pileta ornamental que fue eliminada para transformar este espacio en el patio central donde posteriormente se efectuaban las formaciones de rutina, actos protocolares y sociales de la Escuela de Servicio Nacional de Seguridad.




Planta Alta de Villa Zoila. Año 1924.



La casa como se aprecia está bien al fondo, cuya área del frente es una extensión aproximada de 10.000 m², en ella existían bellos jardines con pajareras, estatuas ornamentales que a manera de vestales le daban un ambiente de la Roma imperial, iluminada con faroles de estilo clásico español.

Las avenidas laterales de entrada y salida se entrelazaban al frente de la Quinta para dar paso a los coches tirados por caballos como también al primer vehículo automotor que trajo personalmente doña Zoila en 1904 al regresar de un viaje por Europa, un flamante «Panhard Levassor» de fabricación francesa.




El primer vehículo automotor que llega a Venezuela fue traído en 1906 por doña Zoila de Castro. Este automóvil permanecía estacionado en la cochera de Villa Zoila. En la fotografía de don Guillermo José Shaell, aparece el «Chauffer» (chofer) con una dama de pasajero y, posando de pie un Oficial de la guardia presidencial del general Cipriano Castro.



Según Gaceta Oficial Nº 14.259, de los Estados Unidos de Venezuela del lunes 3 de enero del 1921, según artículo N° 1 la Nación adquiere la finca denominada Villa Zoila, situada en la avenida de El Paraíso por un monto de 115.716,oo Bs.; la cual será destinada al Servicio de Instrucción.




Escuela Normal para varones. Villa Zoila. Año 1923.




Personal docente de Escuela para Varones Villa Zoila.
De izquierda a derecha: Profesor Víctor M. Orozco, bachiller Juan Francisco Aponte, profesor Nicolás José Mendible, director de la Normal, profesor Luis de la Roca, sub-director y profesor Pedro Alba, vigilante.
Año 1924.




El general Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela ordena la creación de un cuerpo especial federal destinado a la suprema vigilancia de los intereses generales de la Nación.



Después con el tiempo Villa Zoila se transformaría en la Casa-Origen de la Guardia Nacional. Empiezan a darse las primeras conversaciones con el general Gómez para crear la Guardia Nacional.




Generales Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras.



En esos avatares históricos veamos lo que nos comenta el capitán Pedro Alcántara Navarro de la intervención de Gómez en la fundación de dicho Cuerpo de Seguridad:

«En el deseo de no ser mezquino y de seguir colaborando a carta cabal con la Guardia Nacional, como lo hice en mis años de juventud, he creído conveniente retrotraernos al año 1934, tiempo en que el general Eleazar López Contreras le insinuó al general Juan Vicente Gómez la conveniencia de crear un Curso de clases para Servicios Técnicos.
El general Gómez le contestó:
— ¿Para qué Eleazar?
Entonces el general López Contreras le respondió:
— Mi General voy a serle franco, nuestros Oficiales de escuela, amén de los que no lo son, que son la mayoría, después que han salido de la Escuela y han sido destinados a los Cuerpos de Tropa, no vuelven a coger un libro y no se les puede exigir por el hecho de que la índole de trabajo que desempeñan, les absorbe el ciento por ciento de su tiempo y nosotros tenemos que ir pensando en que tenemos que ir imprimiéndole al Ejército una nueva etapa de superación. Entonces, es por ello que vengo a proponerle la creación del Curso Especial de Clases para Servicios Técnicos, para erradicar el ingreso a los Institutos Militares de elementos con un simple sexto grado de preparación o una tarjeta de recomendación. Entonces necesitamos crear ese Curso Especial de Clases para Servicios Técnicos, para que nos sirva como de Escuela Táctica a objeto de poder seleccionar el personal, con una duración de cuatro meses, con un grupo de Oficiales selectos que van a ser los profesores y entre los cuales se encuentra el coronel Abelardo Mérida, Eleazar Niño, Gulpiano Varela. Entonces una vez terminado el Curso hacemos unos exámenes generales. Los primeros, los que salgan más aventajados, irán a ocupar las plazas vacantes de los Institutos Militares. Los otros pasarán a los Cuerpos de Servicios como: transporte, intendencia militar, sanidad en nuestras funciones. Los terceros pasarán como clases profesionales a los cuerpos de tropa a servirle de apoyo a los Oficiales en la mecánica del servicio, a objeto de que los Oficiales tengan tiempo y espacio para dedicarse a los estudios y a los cursos que son tan necesarios para la preparación que nos proponemos llevar a efecto en la Institución Armada.
Ante estas explicaciones, el general Gómez, le contestó:
— Proceda Eleazar y cuente con mi apoyo.
Entonces fue cuando se procedió a la creación del primer curso previa Resolución del Ministerio de Guerra y Marina, publicada en la Orden General Nº 183 del 31 de agosto de 1934, para lo cual fue nombrado Comandante de dicho Pelotón el sub-teniente Pedro A. Navarro Cárdenas, según Oficio Nº PR – 3329 de fecha 31 de agosto de 1934. Este Curso se denominó «Curso Especial de Clases» y funcionó en la parte Oeste del Cuartel Páez en Maracay.
A fines del año 1934, tuvimos la suerte de tomar parte con las otras Unidades del Ejército, en una Parada Militar, que se llevó a efecto en Maracay.
Una Parada Militar a la cual el general Juan Vicente Gómez pasó revista, de a caballo, a las tropas, luego vino la repartición de los alumnos. En esta oportunidad, el alumno Lucio Cárdenas Ramírez, quien había presentado exámenes en la Escuela Militar y había sido aceptado con una puntuación de diez y nueve, se me acercó y me dijo: «— Mi Teniente, yo lamento mucho, pero tengo que regresar a mi casa, mi padre me acaba de poner una carta en la cual me exige que regrese al seno de la familia». Yo le contesté: «— Lucio usted no sabe lo que se pierde, porque las oportunidades para pasar a los Institutos Militares, cada día se hace más difíciles». Me concreté a hacerlo del conocimiento del Director del curso y entonces se fue para Capacho [6].

La Guardia Nacional, en efecto es fundada por Eleazar López Contreras, pero ya había contado con el aval del general Gómez, como lo relata el coronel Orlando Pérez Suárez (1987):

Seguidamente narramos algunos pormenores que el general López Contreras me comentó cuando en dos oportunidades tuve el honor de dialogar con él sobre el particular: Decía que aproximadamente en el año 1934 siendo Ministro de Guerra y Marina, en las conversaciones personales que tenía el general Gómez, este le recomendaba insistentemente de no emplear al Ejército en aquellas situaciones de orden público, puesto que lo cuidaba con celo para así no inmiscuirlo en la política y con estas recomendaciones implícitamente le daba a entender a su Ministro de Guerra y Marina que lo estaba preparando para la sucesión presidencial; luego cita este hecho curioso: En unas de esas tertulias el general Gómez le presagiaba que cuando él desapareciera, el país se iba a embochinchar y que por lo tanto fuera previendo de antemano la estructuración de un Cuerpo Policial para hacerle frente a la situación que se le iba a presentar. Como buen discípulo y subalterno el general López aprendió a conocer al pueblo y siguiendo las instrucciones del Jefe, recurre a solicitar información sobre la Guardia Civil Española y a tal efecto le escribe una carta a don Rufino Blanco Fombona, su amigo personal, quien se hallaba en España como exiliado político, solicitándole una información sobre esa institución que en la Madre Patria desde 1844 ejerce funciones en el mantenimiento del Orden y Seguridad en el medio rural, de Guarda-Bosques, Resguardo de Aduanas, Policía Vial, Vigilancia de Cárceles y de Auxiliares de los Jueces en la investigación del delito en todas sus formas, al efecto don Rufino Blanco, no obstante de ser venezolano cuando en la República Española, se desempeñaba como Gobernador de la Provincia de Navarra, lo que se le facilita elaborar el informe requerido y se lo hace llegar al general López, quien después de leerlo detenidamente se lo comenta al general Gómez, manifestándole éste, que lo guardara, porque lo iba a necesitar [7].




Don Rufino Blanco Fombona.



Realizo un paréntesis para hablar de un notable escritor que fue pieza clave para la fundación de la Guardia Nacional; don Rufino Blanco Fombona nació en Caracas el 17 de junio de 1874 y murió en Buenos Aires el 16 de octubre de 1944. Fue un importante escritor, historiador, poeta y político venezolano de fines del siglo XIX y comienzos del XX. En 1889, se graduó de bachiller e ingresó a la Universidad Central de Venezuela para estudiar derecho y filosofía; estudios que abandona al poco tiempo para ingresar en la Academia Militar (1891). En 1892, participa en la Revolución Legalista, tras lo cual viajó a Estados Unidos (1892 - 1895) como cónsul de Venezuela en Filadelfia. De regreso a Venezuela se incorpora como colaborador de El Cojo Ilustrado. En 1895, es publicado su primer escrito impreso, el poema Patria. En 1896 se desempeña como agregado de la Legación Venezolana en Holanda. Regresa a Venezuela en 1898 y al año siguiente, publica su primer libro Trovadores y trovas. En 1899 actúa como cónsul de Santo Domingo en Bostón. Al tomar el poder el general Cipriano Castro, lo nombra secretario general del estado Zulia (1900). Entre 1901 y 1904 fue cónsul de Venezuela en Ámsterdam, y de regreso al país fue designado como gobernador del territorio federal Amazonas en 1905. Durante esta gestión se opuso al monopolio del caucho que se llevaba a cabo en la región, lo que le costó ser acusado y detenido por un tiempo. En la prisión de Ciudad Bolívar, escribió una de sus novelas más conocidas El hombre de hierro. Luego de ser liberado vuelve a Europa donde vive entre 1906 y 1908. Derrocado el régimen de Cipriano Castro, ocupó como diputado, la Secretaría de la Cámara de Diputados. No obstante, al poco tiempo comenzó a realizar severas críticas al gobierno del general Juan Vicente Gómez, que produjeron su encarcelamiento en La Rotunda por un año (1909 - 1910) y luego enviado al destierro hasta 1936.

Como tantos escritores y artistas latinoamericanos de su generación su exilio lo llevó a vivir en París (1910-1914), y luego en Madrid (1914-1936). En España continuó su labor como escritor y fundó la casa editorial América (hacia 1916), pensada para la difusión de autores y de libros olvidados con prólogos detallados y notas ilustrativas. A este período pertenecen el panfleto antigomecista Judas capitolino (1912); 2 tomos de su diario La novela de dos años (1929) y Camino de imperfección (1933). En 1928, su nombre fue propuesto para el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura. Durante su permanencia en el exterior, ejerció diversos cargos públicos: cónsul del Paraguay en Toulouse (1918 - 1925), en Lyon (1927) y en Lérida (1928 - 1932). Restablecida la república en España (1931), se desempeñó como gobernador de las provincias de Almería (1932) y Navarra (1933), esto le permitió elaborar un detallado Informe sobre la organización y función de la Guardia Civil Española. Dos años después de la muerte de Gómez (17.12.1935) regresa a Venezuela. En 1939, siendo presidente del Estado Miranda, fue incorporado como individuo de número de la Academia Nacional de la Historia. Posteriormente, entre los años 1939 y 1941, fue ministro de Venezuela en Uruguay y sería Huésped de Honor del Gobierno de Cuba (1944). Los últimos años de su vida los dedicó al estudio de la figura de Bolívar, publicando los siguientes títulos: Bolívar y la guerra a muerte, El espíritu de Bolívar y Mocedades de Bolívar. Murió cuando viajaba por Argentina, por lo que sus restos fueron repatriados y enterrados en el Cementerio General del Sur, el 8 de diciembre de 1944. El 23 de junio de 1975 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional de Venezuela.

Continuamos hilvanando la historia, transcribimos a continuación esos días tumultuosos a los que el general Gómez advirtió a su heredero del poder, en las memorias del capitán Pedro Alcántara Navarro:

Yo pertenecía a la custodia personal del general Juan Vicente Gómez, porque era Oficial de la Caballería y mi ingreso a la Caballería se había realizado el 14 de marzo de 1928 y ya para el 15 de Mayo de 1929, yo, ya estaba ostentado las presillas de sub-teniente lo que podíamos decir –si cabe decirlo– que yo era un «Oficial Chopo e´piedra» como se le decía a los oficiales que no eran de Escuela, pero tuve la precaución de reunirme siempre con la «flor y nata» de los Oficiales de la Escuela y de los cuales obtuve muy buenos conocimientos y sobre todo por el deseo de aprender.
Esto es una anécdota: para 1931, todavía salían las tropas de los cuarteles a los trabajos particulares, en especial a las haciendas del general Juan Vicente Gómez. Los coroneles y los comandantes de cuerpos y segundos comandantes y muchas veces hasta los capitanes, aprovecharon también de mandar a sus tropas –reservaditos– para sus trabajos particulares ya que ese era el ejemplo que veían. Para el año 1931, un grupo de oficiales le hizo saber al general Eleazar López Contreras, quien era Jefe del Estado Mayor, el deseo que tenían de saludar al general Gómez y pedirle: Si no corrían ningún riesgo, si él lo garantizaba, que se anulara la orden de que las tropas salieran a los campos a trabajos particulares ya que ellos por no contar con el elemento hombre dentro del cuartel estaban olvidando lo que habían aprendido en la Academia Militar. El general López Contreras consiguió el permiso con el general Gómez y comisionaron al coronel Juan Pablo López Centeno para que en horas de la tarde, en un autobús oficial, llevara a 20 oficiales con la jerarquía de tenientes y sub-tenientes. El general Gómez que ya estaba avisado, los esperó en la Plaza del Sol, en «Las delicias», y al bajar el coronel Juan Pablo López Centeno los hizo entrar en formación, pasó el número e hizo todas las ceremonias del caso y dio el parte al general Gómez y mando a discreción. El general Gómez les dijo:
— ¿A qué debo la visita de tan honrosos oficiales?
El coronel López Centeno le dijo:
— Mi General, estos oficiales, tienen el deseo, unos de conocerlo por primera vez y otros que ya lo conocen vienen a renovar sus protestas de adhesión a su régimen. En términos generales, todos vienen con el deseo de que usted prohíba la salida de las tropas a los campos de trabajo, porque ellos se quedan en el Cuartel sin con quién trabajar y lo que aprendieron en la Academia se les está olvidando y porque en el Cuartel sólo quedan los elementos de guardia y de prevención y los efectivos enfermos…
A lo cual el general Gómez le dijo:
— Y los pianistas, se le olvidaron los pianistas.
Los pianistas eran unos soldados, que se hacían los enfermos, unos para no ir a trabajar, otros para no ir a la prevención y el general Gómez tenía muy grabado en su mente que esos eran «pianistas», para lo cual habían inventado un remedio que se llamaba «puntos de fuego». Esto era un instrumento de acero que se calentaba en un soplete con alcohol. Si la dolencia era en la nalga se le ponía alcohol y se le iba aplicando con el hierro candente los toquecitos y a los tres días estaba convertida en ampolla, así a los tres días en realidad estaba enfermo con fiebre.
Entonces, el general Gómez, les dijo:
— Con muchísimo gusto, no crean que yo me beneficio porque las tropas vayan a mis trabajos, porque si tomamos en cuenta que el soldado es como el bachaco, come pero no siembra, con lo que el soldado siembra la tierra queda abonada. Hay un proverbio muy filosófico que dice: «mente ocupada, mente sana», eso es lo que yo he querido hacer, como los oficiales no han querido en los Cuarteles entretenerme a esos muchachos, pues yo los entretengo echando machete, sembrando yuca y plátanos. Eso es mente sana y no pierden la costumbre del campo.
La anécdota del general Juan Vicente Gómez, con los oficiales que le iban a visitar y de los soldados que eran «como el bachaco», esto demuestra, que el general Gómez no era un talento cultivado, pero era un hombre de muchísima experiencia, de mucha capacidad.
Estuve cerca del general Juan Vicente Gómez cuando murió. El murió un 17 de diciembre, lo que pasa es que el 14 de diciembre de 1935, al general Gómez le da una especie de colapso, se le fue la vida. Entonces el coronel Eloy Tarazona que era el que lo atendía –en alimentación y todo– tenía sus compromisos ya de antemano con el general Eustoquio Gómez y habían convenido que en lo que el General «panqueara» (muriera), Tarazona se fuera a levantar un poco de gente que había en San Francisco de Tiznados, gente que iba a armar en Barquisimeto e iba a venir una columna de allá a causarle problemas al elemento que asumiera el Poder Ejecutivo, siempre y cuando no fuera Eustoquio Gómez. El día 14 de diciembre, como al general Gómez le dio una especie de colapso y entonces Tarazona se fue, a las 24 horas tuvo conocimiento de que el general Gómez había reaccionado. Regresó, pero al regresar, ya él, estaba en entredicho, fue hecho prisionero con un coronel Torres, con un coronel Pedro Elías Gámez, también comprometidos y los llevaron al calabozo de la Caballería. Yo era un Oficial de Caballería y los vi en el calabozo [8].


A raíz de la muerte del general Gómez, hecho sucedido el 17 de diciembre del año 1935 como es conocido por todos, se produce un cambio brusco en el orden político, después de veintisiete años de mano férrea. El general Eleazar López Contreras, Ministro de Guerra y Marina, asume el poder y está en presencia de una situación delicada como es la transición hacia un régimen de libertades para lo cual se arma de paciencia y de tacto político bajo su lema de «calma y cordura» afrontando las situaciones que de hecho se iban produciendo a medida que el pueblo se iba despertando del letargo dictatorial, con alteraciones del orden público.

«El hombre de Queniquea» con su taimada forma de actuar y para no frustrar las ansias de libertad que el pueblo naturalmente pedía, recurre a apaciguar los ánimos caldeados, pero a la vez con firmeza «frena los excesos que se producían contra las propiedades de los gomecistas tanto en Caracas como en otras ciudades y, en el medio rural resurgen los aprovechadores de oficio, como son los cuatreros de los Llanos, los salteadores de camino, el contrabando arrecia en las fronteras y los indocumentados como otros delincuentes» [9] aprovechan esta apertura cuando regresan los exiliados políticos. Estos argumentos se hacen para poder encuadrar y entender las razones históricas que motivaron en definitiva la creación de la Guardia Nacional.


NACE LA GUARDIA NACIONAL


Había llegado el tiempo del cual le había hablado el general Gómez a su heredero político. «El presidente López atendiendo los consejos de su antiguo jefe, toma al unísono varias decisiones: Improvisa un Cuerpo Nacional de Policía de Fronteras para contener el ingreso de indocumentados, perseguir en los llanos al cuatrerismo y reprimir el contrabando, pero, fundamentalmente para la seguridad fronteriza, colocando a esta policía bajo el mando de oficiales y jefes de reconocida confianza y adscribiéndoles a las Inspectorías de Fronteras que también había creado recientemente. Luego llama sus Ministros de Relaciones Interiores, general Régulo Olivares (1936 - 1937) y don Alfonso Mejía (1937 - 1938) y de Guerra y Marina, coronel Isaías Medina Angarita (1936 - 1941), para que en base al informe enviado por don Rufino Blanco Fombona, estructuraran el Instituto para formación técnico-profesional de los futuros Guardias y Agentes de Investigación, para ello es enviado una delegación a España y en consecuencia, el 17 de septiembre de 1936, por Decreto se crea la Escuela del Servicio Nacional de Seguridad» [10].




General en Jefe Eleazar López Contreras,
creador del Servicio Nacional de Seguridad y fundador de la Guardia Nacional.




[11]



Fue así como se creó la Escuela del Servicio Nacional de Seguridad, la brecha estaba abierta. La piedra fundacional se instauraría en Villa Zoila, el 15 de octubre el teniente Pedro Alcántara Navarro la ocupó e hizo limpieza general del local. «De los cuatro componentes de nuestras Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional es la única que como Institución creó primero a su escuela para la formación académica de los Guardias Nacionales y de sus oficiales, pues debemos recordar que tanto el Ejército como la Marina en sus génesis tanto sus oficiales como la tropa se formaron en la escuela de la experiencia, nos referimos a la más dura, a la guerra de la Independencia y luego la aviación que inicialmente se creó como un medio de observación y como un servicio del Ejército, después sus escuelas acordaron los adelantos técnicos, luego junto con la Guardia Nacional llegaron a la categoría de fuerza en 1946» [12]. El 28 de octubre se inaugura la Escuela y el general López Contreras le da vida mediante el siguiente artificio legal:


DECRETO EJECUTIVO DEL 4 DE AGOSTO DE 1937

ELEAZAR LÓPEZ CONTRERASPRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA

Considerando:


Que en el Decreto-Ejecutivo del 17 de septiembre de 1936, se creó una Escuela para la preparación de Agentes de Seguridad Pública, con el fin de formar un cuerpo de Seguridad Nacional que con jurisdicción en todo el territorio de la República, preste su cooperación efectiva a las autoridades encargadas de mantener el orden público y de evitar y reprimir la delincuencia; que es igualmente necesaria en el país la formación científica de un organismo de prevención y estudio de la criminalidad.
Que los fines expresados anteriormente sólo pueden obtenerse por medio de una organización de carácter y preparación profesional que responda a las necesidades de nuestro estado actual de evolución social.
En ejercicio de la atribución 14 del artículo 100 de la Constitución Nacional, con la aprobación del Consejo de Ministros y cumplidas las demás formalidades legales,


Decreta:


Artículo 1º - Se crea el Servicio Nacional de Seguridad, dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores y a cargo de la Guardia Nacional y de las Oficinas de Investigación y de Identificación de Extranjeros.
Artículo 2º - Sin perjuicio de sus funciones civiles, la Guardia Nacional tendrá estructura militar y se regirá por las disposiciones de la presente Ley y sus Reglamentos; por la Ley Orgánica del Ejército y la Armada; por la del Código de Justicia Militar y por el correspondiente Reglamento de Castigos Disciplinarios en cuanto le sean aplicables.
Artículo 3º - La organización, armamento, instrucción militar y disciplina de la Guardia Nacional estará a del Ministerio de Guerra y Marina; y su dirección y empleo corresponderá al Ministerio de Relaciones Interiores.
Artículo 4º - La Guardia Nacional se dividirá en Guardia Nacional Interna y Guardia Nacional de Fronteras.
Artículo 5º - La Guardia Nacional Interna tendrá las siguientes atribuciones: a) Servicio Rural, destinado a la vigilancia de los campos y lugares desguarnecidos que la requieran; b) Servicio Vial, encargado de prestar vigilancia en los ferrocarriles, carreteras y, en general, en las vías públicas y empresas de transporte; c) Servicio de Sanidad, destinado a cooperar con todas las autoridades encargadas de los ramos de higiene, salubridad, asistencia social y calamidades públicas; d) Servicio Urbano, de carácter accidental, destinado a reforzar a las autoridades policiales de la nación, los estados y las Municipalidades, cuando aquellas resulten insuficientes; y sólo con el objeto de mantener el orden público y de evitar o reprimir la delincuencia.
Parágrafo único: La Guardia Nacional Interna prestará además los otros servicios policiales o de seguridad que permanente o accidentalmente se le atribuyan.
Artículo 6º - La Guardia Nacional de Fronteras, que se constituye con el personal de las diversas Inspectorías de Fronteras existentes en la República, prestará permanentemente el servicio de fronteras, evitando y persiguiendo el ingreso clandestino de personas o cosas al territorio nacional. Tendrá además, en las regiones en que actúe, las atribuciones que se expresan en el artículo 5º de este decreto.
Artículo 7º - La Guardia Nacional Interna se organizará en unidades o cuerpos similares que se situarán en distintos lugares del territorio nacional y que podrán ser concentrados y movilizados de acuerdo con las necesidades del servicio. Cada Cuerpo se dividirá en fracciones denominadas puestos, utilizables por el sistema de situación, concentración y movilización indicado anteriormente.
Artículo 8º - La Guardia Nacional Interna tendrá el siguiente personal:
Un Jefe o Inspector General de la Guardia
Jefes de Cuerpos
Jefes de Puestos
Agentes
El número de personal se irá determinando, en Decretos, por separado, de acuerdo a las exigencias del servicio.
Artículo 9º - Las Oficinas a las que se refiere el artículo 1º del presente Decreto serán de tres clases:
1º Oficinas de Investigación;
2º Oficinas de Identificación de Extranjeros; y
3º Oficinas de Investigación y de Identificación de Extranjeros.
Artículo 10º - Las Oficinas de Investigación tendrán las siguientes atribuciones: a) Investigar todo conato de perturbación del orden público; b) Prevenir la ejecución de toda clase de delitos, supervigilancia a los elementos maleantes de la sociedad; c) Recopilar y organizar datos estadísticos sobre la criminalidad en Venezuela; d) Cooperar con el Poder Judicial en el descubrimiento y captura de los delincuentes de todo orden, a cuyo efecto los funcionarios del Cuerpo de Investigación tendrán carácter de funcionarios instructores del sumario, conforme el artículo 75 del Código de Enjuiciamiento Criminal.
Las Oficinas de Identificación de Extranjeros identificaran los extranjeros que ingresen al país y velarán por el estricto cumplimiento de las Leyes y Decretos sobre extranjeros.
Artículo 11º - El número, fijación, organización y dotación de los respectivos personales que requiera el Servicio y los de las Oficinas a que se refiere el artículo 9º de este Decreto, se irá determinando, en Decretos por separados, de acuerdo con las necesidades y exigencias de aquél.
Artículo 12º - Los funcionarios y los cuerpos de seguridad establecidos por este Decreto tendrán carácter profesional y provendrán preferentemente de las Escuelas e Institutos creados o que creare el Ejecutivo Nacional.
Artículo 13º - Los gastos que ocasione el servicio de la Guardia Nacional de Fronteras continuarán pagándose a cargo de las partidas correspondientes al Capítulo XXII, Departamento de Relaciones Interiores, del Presupuesto General de Rentas y Gastos Públicos. Los demás gastos que ocasione el Servicio Nacional de Seguridad se cargarán a las correspondientes partidas del Capítulo XXIII, Departamento de Relaciones Interiores, del Presupuesto General de Rentas y Gastos Públicos.
Artículo 14º - Los Ministros de Relaciones Interiores y de Guerra y Marina, quedan encargados de la ejecución de este Decreto.

Dado, firmado, sellado con el Sello del Ejecutivo Federal, y refrendado por los Ministros de Relaciones Interiores y de Guerra y Marina, en el Palacio Federal, en Caracas, a los cuatro días del mes de agosto de mil novecientos treinta y siete. – Año 128º de la Independencia y 79º de la Federación.

(L.S) E. López Contreras. Refrendado. El Ministro de Relaciones Interiores. (L.S) Alfonso Mejía. Refrendado. El Ministro de Guerra y Marina. (L.S) Isaías Medina A. [13].


El 28 de julio de 1938, el Congreso Nacional, sanciona la Ley del Servicio Nacional de Seguridad, ley esta que agrupaba bajo una sola dirección a los Cuerpos de Policía Secreta para la investigación de los delitos comunes y de auxiliares de los jueces, la Oficina de Identificación y Extranjería para el control de extranjeros y, la Guardia Nacional como el brazo militar en apoyo a todas las autoridades en general cuando lo solicitaren: Ley ésta que aún está vigente por cuando aún no ha sido derogada, y sobre la cual se fundamentan las funciones de policía nacional que ejerce la Guardia Nacional, como también las funciones específicas de la policía Técnica Judicial y de la DIEX, como lo reza el artículo 1º de la citada ley, el objeto de esta institución es conservar la tranquilidad pública, proteger las personas y las disposiciones del poder judicial y para cuidar de que se mantenga el imperio de la ley y la estabilidad de las instituciones nacionales. Luego el artículo 2º expresa que… estos organismos serán apolíticos y técnicos. Así lo visualizaron los Legisladores de esta Ley, entre los cuales citamos con honor al doctor Tulio Chiossone.

Citando del doctor Chiossone, transcribo un escrito suyo donde comenta desde su visión esta Ley del Servicio Nacional de Seguridad:

Atisbos – El Universal, 08 de marzo de 1993
El servicio nacional de seguridad

La inseguridad individual y jurídica es uno de los peores males que han azotado a Venezuela, originados en un pasado inmediato y acentuado con la crisis política y económica de estos últimos tiempos. La inseguridad es un hecho indiscutible que los medios de comunicación denuncian diariamente. ¿Qué se hace para luchar contra la criminalidad que ha impuesto su acción demoledora, frente a la aparente impotencia de las instituciones que tienen la función de atacarla, destruirla o por lo menos reducirla? Son frecuentes las reuniones de los organismos policiales para deliberar y preparar los sistemas para la protección social de tan terrible flagelo, pero siempre los resultados no son tan efectivos como se habían previsto.
«La indudable ineficacia de los medios hasta ahora empleados, incluyendo recomendaciones de criminólogos y sociólogos, me ha estimulado el recuerdo de lo que el gobierno de la primera democracia venezolana de este siglo, fundada por el general Eleazar López Contreras, en 1936, se propuso realizar para enfrentar la ola criminal que se desató a raíz de la muerte del general Juan Vicente Gómez, bajo cuyo régimen dictatorial había estado controlada. El gobierno democrático del general López Contreras promovió la promulgación, en julio de 1938, de la Ley del Servicio Nacional de Seguridad, actualmente vigente porque es el soporte jurídico de la Guardia Nacional y de los cuerpos de investigación e identificación.
La finalidad de esta importante Ley quedó establecida en su artículo primero, cuyo texto es el siguiente: «El Servicio Nacional de Seguridad es una institución que tiene por objeto conservar la tranquilidad pública; proteger las personas y las propiedades; prestar el auxilio que reclamen la ejecución de las leyes y las disposiciones del Poder Judicial; intervenir en la averiguación de los hechos delictuosos; perseguir y capturar a los delincuentes; prestar apoyo a las autoridades nacionales, estatales y municipales; identificar a las personas; y en general, cuidar de que se mantenga el imperio de la ley y la estabilidad de las instituciones nacionales».
La definición auténtica del Servicio Nacional de Seguridad, responde, desde la época cuando fue promulgada dicha Ley, que ya frisa con más de cincuenta años, a las necesidades actuales no sólo por su vigencia sino por su contenido. Según el artículo 2 de la Ley el Servicio Nacional de Seguridad está a cargo de la Guardia Nacional y del Cuerpo de Investigación y tanto la una como el otro son organismos apolíticos y técnicos. La Guardia Nacional estuvo adscrita; según dicha Ley, al Ministerio de Relaciones Interiores, sólo en tiempos de paz. Los servicios de la Guardia Nacional, especificados en la Ley, fueron establecidos, entre ellos el Servicio Vial, durante mi actuación como ministro de Relaciones Interiores en 1941. El Servicio de Investigación, que comprendía oficinas de investigación, de identificación y mixtas (artículo 17), fue dividido en las direcciones de Investigación y de Identificación. Esta última dirección inició el establecimiento de la cédula de identidad durante mis funciones ministeriales ya mencionadas según consta de la Memoria del Ministerio presentada al Congreso en sus sesiones ordinarias de 1942. El Servicio de Investigación tuvo siempre carácter técnico, según la ley mencionada. Posteriormente en 1958 tomó el nombre de Policía Técnica Judicial.
Este recuerdo de lo que en aquella época se hizo en favor de la seguridad individual y social, sólo tiene por finalidad informar a los diferentes sectores sociales hoy amenazados por graves atentados contra la vida y la propiedad. 


LA LABOR PEDAGÓGICA DE LA MISIÓN DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA EN LA FUNDACIÓN DE LA GUARDIA NACIONAL DE VENEZUELA


«Ya don Rufino Blanco ha regresado al país como exiliado y luego como Gobernador del Estado Miranda, colabora a través de la vía diplomática para contratar con el Gobierno Español la Misión de la Guardia Civil Española la cual llega en agosto de 1936 integrada por el capitán Cecilio Marrero Suárez como jefe de la misma, el sub-oficial Ramón Moreno Ayapé y los señores Rafael Cabanillas y Gregorio Rajal técnicos en materias de policía científica como toxicología, identificación, de instrucción de sumarios, telegrafía, balística, tiro policial y otras; de igual forma prestaron valiosos servicios sobre documentación profesional y en la organización de las Unidades Operacionales de la Institución. Pero quizás, lo más meritorio de esta misión fue el adoctrinamiento y las mística que les inculcaron a los dos primeros Cursos de Guardias, Oficiales y Agentes de Investigación, plasmados en la cartilla del Guardia Nacional que a manera de ideario inspiró a los pioneros en todas las actuaciones del Servicio. Esto dio paso a la fundación del primer puesto de la Guardia en San Antonio del Táchira que en práctica era el portón oficial de acceso legal a Venezuela por el Occidente y, donde funcionaba la aduana terrestre; luego los puestos de Las Adjuntas, Palotal, Sabana Potrera, Novilleros, Tienditas, Ureña, La Mulata, Las Cumbres, Villa Páez y Betania al mando del capitán (Ej) Pedro Alcántara Navarro. Luego la Comisaría Sur con los puestos de Buena Vista, Las Dantas, Rancho Chire, El Salado, Alto Grande, Rubio, Juan Balique (Bramón), Los Almendros, La Honda, Puente Alianza, Delicias, Paraguito, Puente Tabor y La Revancha, al mando de un comisario de fronteras y, la Comisaría del Norte con los puestos de Colón, El Topón, Estación Táchira, La Fría, Guaramito, Umoqueria, La Laja, La Popa y La Victoria, todos al mando del comisario de apellido Valbuena a quien le decían también Coronel por el cargo que desempeñaba. Así sucesivamente también estaban organizadas las demás Inspectorías. En el Estado Zulia se crearon los Puestos de Cojoro, Sinamaica y Carrasquero en región fronteriza de La Goajira y con el desarrollo de la industria del petróleo los puestos de Cabimas, Lagunillas, Bachaquero para la seguridad de los campos petroleros. Con la segunda y seguidas promociones de guardias se fueron progresivamente creando los Puestos del Amparo, Puerto Infante y La Victoria en la frontera del Arauca, en la del Meta los de Puerto Páez, San Carlos del Meta y Buena Vista y, en las fronteras con el Brasil y la Guayana Británica los Puestos de la Faisca, La Patria, Saraqueta, El Polaco, El Venamo, Botamano, Las Chicharras, Imataca, El Manteco y Santa Elena de Uairén. Como se aprecia con este despliegue se buscaba acordonar todo el territorio nacional bajo la Administración de las Inspectorías de Fronteras a objeto de asegurar un control para la entrada de las personas y cosas» [14].

La Guardia Civil Española y los delegados de la Misión Española que fueron enviados a Venezuela con la finalidad de organizar y dictar cursos sobre técnica judicial y dactiloscopia, ellos formaron a los pioneros de Investigación Nacional en el país y a la Guardia Nacional y juntos darían pie para colocar la piedra fundacional del Servicio Nacional de Seguridad.

El diario español La Vanguardia nos deja para la historia la siguiente reseña sobre la participación de delegados españoles en la fundación de la Guardia Nacional venezolana:

La Policía española organizará la de Venezuela**
En la Dirección general de Seguridad han facilitado esta tarde la siguiente nota: ...El señor ministro de Venezuela en España ha solicitado del Excmo. señor director general de Seguridad. la cooperación de dos funcionarios de la Policía española para la organización de un Cuerpo similar en aquella República, y, atendiendo su requerimiento, por orden del ministro de la Gobernación del actual, se ha acordado, atendiendo a los méritos, que concurren en el inspector de segunda clase, del Cuerpo de investigación y vigilancia don: Gregorio Rajal Novella, y en el agente del mismo Cuerpo, don Rafael Martín Cabanillas, designarles para que desempeñen tan honroso cometido» [15].

El 25 de junio de 1936 se suscribió un contrato entre el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos de Venezuela y el Subsecretario de Estado de España, especialmente autorizado por el Presidente del Consejo de Ministros señor Casares Quiroga. La duración del contrato sería de dos años, prorrogables por semestres.

Se estableció que el capitán percibiría un sueldo mensual de 4.000 pesetas y el suboficial 2.000 o su equivalente en bolívares venezolanos y se les dotaría de asistente, caballo y coche, más 400 pesetas de sobresueldo para vivienda, y pago de viaje en primera clase para el capitán y sus familiares, así como para el sub-oficial, sin familia. Gozarían además de gratificación de dos mensualidades, una al firmar el convenio y otra al expirarlo. En caso de inutilidad por el Gobierno Español se consideraría en servicios a su patria.

La misión residiría en Caracas, pudiendo ser destinados a otros puntos, con derecho a dietas proporcionadas a los gastos y quedarían sujetos a las leyes y reglamentos de Venezuela, dependiendo del Presidente de la República, Jefe Supremo del Ejército y de las autoridades competentes. Usarían el uniforme español del cuerpo.




En la imagen don Ramón Moreno Ayapé
con el uniforme de la Guardia Civil Española.



El cometido de los comisionados era el de establecer, instruir, modelar y poner en estado de servicio un Cuerpo semejante al de la Guardia Civil Española.

Para esta misión, como ya se ha dicho fueron destinados el capitán don Cecilio Marrero Suárez y el brigadier don Ramón Moreno Ayapé, ambos de la Comandancia de Marruecos, publicándose su nombramiento con fecha 11 de julio de 1936 en la Gaceta de Madrid número 196, así como en el Boletín Oficial de la Guardia Civil.

La designación fue comunicada a los interesados antes de la publicación en la Gaceta, y el día 4 de julio había embarcado en el puerto de Barcelona con destino a Caracas.

Catorce días más tarde se iniciaría la Guerra Civil Española. Ello no afectó a la misión en Venezuela, que inició y desarrolló el cometido para lo que había sido designada con toda puntualidad, pero si fue causa de que hoy se carezca de antecedentes y datos suficientes en la Dirección General de la Guardia Civil Española, en la que no se recibieron informes hasta la terminación del Contrato y cese de la misión en noviembre de 1940.




Facsímil del periódico español La Vanguardia
sobre la fundación de la Guardia Nacional en Venezuela.



INTEGRANTES DE LA MISIÓN DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA EN LA FUNDACIÓN DE LA GUARDIA NACIONAL VENEZOLANA




Comisario General don Gregorio Rajal Novella.




Agente de 2ª don Rafael Martín Cabanillas [16]




Capitán Ramón Moreno Ayapé, miembro de la Guardia Civil Española. 




Altos jefes de la Guardia Civil Española. Año 1935. 




Capitán don Cecilio Marrero Suárez,
jefe de la misión de la Guardia Civil Española entre 1936 a 1940. 



Con motivo del Acto de la Inauguración de la Escuela para la preparación de Agentes de Seguridad Pública, el capitán Cecilio Marrero dio un discurso de apertura en Villa Zoila, el 28 de octubre de 1936, he aquí fragmentos del mismo:

... Caballeros alumnos:
Centinela del Pueblo. Fuerza Armada al servicio de la paz interna. Garantizadores del orden. Previsores del desorden. Encauzadores de la vida social. Mantenedores de la Ley. Brazo armado del poder ejecutivo. Estos serán vuestros apellidos específicos, sintetizados con el nombre genérico de Guardias.
Ved cuán importante será vuestra misión y cuánta dignidad y preparación es menester para llevarla a cabo.
De vosotros, depende el porvenir de este Cuerpo, que será tanto más brillante cuanto mayor sea vuestro esfuerzo. Seréis la solera; de vosotros brotará la savia que dé vida y alma a generaciones sucesivas. De vuestra voluntad, vocación y espíritu de generoso sacrificio depende la vida de una institución…
Representaréis: Honor, orden, disciplina, autoridad, cumplimiento del deber, caballerosidad, fuerza moral y abnegación, que son las virtudes y atributos que vais a ofrecer como ramilletes de bellas flores a vuestra madre Venezuela, señora de dilatados horizontes y cuna de libertadores.
Desechad desde este momento, en que voluntariamente abrazáis esta noble y caballerosa profesión, toda idea que envuelva aspiraciones a ventajas materiales en el ejercicio. No pidáis nunca compensaciones a vuestros desvelos. Seréis caballeros andantes por esos campos solitarios, donde seguramente encontraréis fatigas propias, desvelos que mitigar y entuertos que deshacer. La recompensa será únicamente: la satisfacción del deber cumplido. El premio: la buena obra realizada y el beneplácito de la sociedad que no os regateará el aplauso que generosa y anónimamente ofreceréis a la colectividad como granito de arena que formará el pedestal en que todos os elevaréis juntamente con la institución.
Sed disciplinados desde este mismo momento. Sed laboriosos y aplicados; prestad atención a vuestros profesores y tened ciega fe en un porvenir claro que se os presente, que irá en pos del progreso de vuestra patria, que ahora acelera su marcha ascendente, hábil y concienzudamente conducida.
¡Caballeros alumnos!, además sin desmayo; con voluntad se llega a todas partes. De vuestra actividad, de vuestra cultura, de vuestras privaciones, del dominio propio, y sobre todo, de la honradez y rectitud en el cumplimiento del deber individual, depende en gran parte el porvenir social de la patria, el hombre no vive únicamente para sí. Vive para el bien de la sociedad tanto como para el propio.
Ofrecedlo todo a los demás y ellos os pagarán con respeto y admiración, que son la mayor gloria a que puede aspirar un carácter viril.








[1] Esta primera parte está sustentada en la investigación del coronel (GN) Orlando José Pérez Suárez. En: El Mundo. Caracas, 4 de agosto de 1987. P. 10. Para diferenciar las ideas del autor de este texto y las dadas por el coronel Pérez Suárez, las de este último se colocarán entre comillas. El mismo método se aplicará en todo el texto.
[2] El general Castro sufrió este trauma cuando a la edad de 19 años vio las consecuencias del violento terremoto que asoló la región fronteriza del Táchira, destruyendo las poblaciones de Cúcuta y El Rosario de Colombia y, de Venezuela, San Antonio, Capacho, Lobatera y La Grita.
[3] El arquitecto Blanco Chataing es famoso por sus obras arquitectónicas, construyó además los edificios de la Planicie, actual sede del Museo Militar, el Colegio San José de Tarbes, la quinta Las Acacias, actual sede de la Comandancia General de la Guardia Nacional, el edificio de Las Monjas, inicialmente construido para la Gobernación del Distrito Federal y también formó parte en el monumento a Carabobo.
[4] Este nombre lo lleva en recuerdo a la hacienda Buenos Aires, cercana a la ciudad de Cúcuta, Colombia, propiedad de Juan Vicente Gómez.
[5] El nombre de «La Planta» se le debe, porque allí estuvo la planta eléctrica Junín construida también bajo el Gobierno de Castro, la cual le daba energía eléctrica a 400 luces que tenía Villa Zoila.
[6] Entrevista al capitán Pedro Alcántara Navarro, recogida en el ensayo de historia oral «La Guardia Nacional de Venezuela» de Walter Márquez. (Año 1980).
[7] Coronel (GN) Orlando José Pérez Suárez. En: El Mundo. Caracas, 4 de agosto de 1987. P. 10.
[8] Entrevista al capitán Pedro Alcántara Navarro, recogida en el ensayo de historia oral «La Guardia Nacional de Venezuela» de Walter Márquez. (Año 1980). 
[9] Coronel (GN) Orlando José Pérez Suárez. En: El Mundo. Caracas, 4 de agosto de 1987. P. 10.
[10] Ibídem.
[11] Archivo Histórico de Miraflores (Año 1936).
[12] Coronel (GN) Orlando José Pérez Suárez. En: El Mundo. Caracas, 4 de agosto de 1987. P. 10.
[13] Archivo Histórico de Miraflores (Año 1937).
[14] Coronel (GN) Orlando José Pérez Suárez. En: El Mundo. Caracas, 4 de agosto de 1987. P. 10.
[15] La Vanguardia (Periódico Español). Edición del viernes, 3 julio 1936, página 18. Archivo del escritor José Antonio Pulido Zambrano.
[16] Ambas imágenes fueron buscadas por Rafael Ojeda Camperos en el Ministerio del Interior – Archivo General de España.